lunes, 11 de enero de 2010

Menos estética, más contenido.


Nunca creí poder obtener algo bueno de la Filosofía, tras ser la única responsable del no-disfrute de uno de mis veranos. Recuerdo el Empirismo, que aseguraba como única fuente verdadera de conocimiento la experiencia. Siempre estuve de acuerdo. No hay nada como cometer errores para aprender a corregir. Nada como degustar el sabor del éxito para afianzar conductas.


Ocasionalmente somos conscientes de estar dejándonos llevar demasiado, a sabiendas del riesgo que esto comprende. Dicho conocimiento es debido a esa experiencia de la que hablo, que sin duda se presenta como un libro de texto, completamente repleto de lecciones acumuladas año tras año. Aún así, contemplando las posibilidades de que todo sea o bien magnífico, o bien desastrosamente letal, es cuando comprendes que la primera vez que te encontraste en esa situación, ni siquiera te detuviste a pensar. Esta vez, sí.


Por eso no creo que arriesgar un poco sea de locos. No creo que sea tropezar dos veces con la misma piedra. Creo, por el contrario, que es propio de valientes. Supone mirar de frente al dolor y a eso que llaman "felicidad". Para decirle al primero, esta vez sin los antiguos temblores: "No me preocupa si pronto volvemos a vernos."

Y a ella: "Si decides quedarte aquí, bien. Si no, podré vivir sin ti."



2 comentarios:

  1. Lo poco que obtuve de mi aprendizaje obligatorio de Filosofía, fue el don de escuchar, que no oír, sin el uso del razonamiento. Por lo que actualmente, hago el mismo esfuerzo escuchando, que recibiendo algún sonido. Bien, sí, es un privilegio, pero no, porque realmente, aún siendo de este modo, no suelo escuchar.

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  2. La filosofia no es tan horrible después de todo...si no hubiera un exámen después =)

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