jueves, 25 de febrero de 2010

Dave & Claire.

Lo que están a punto de leer, si no se aburren en el intento, es una completa alegoría.

Un buen día, Dave Smithers decidió elegir por sí mismo. Sus raíces siempre permanecerían en aquel lugar que, a partir de ese mismo instante, se convertiría en su antiguo paraíso particular por excelencia. Ese día, Dave conocía algo hasta entonces en la sombra.
En la otra punta del país, Claire Cork tomaba la misma decisión: huir del pasado y tratar de comenzar una nueva vida. Desconocía qué era lo que buscaba con exactitud, pero sin embargo, estaba segura de lo que no quería. Un fuerte vértigo se había apoderado de ella en las últimas semanas. "¿Y si acabo de cometer el error más grave del mundo?", rondaba su cabeza.

Este vértigo rezó sus últimas oraciones al ritmo de unos golpes suaves y armoniosos en la puerta de su recién ocupada casa. Pensó, entonces, que se trataba del primer paso hacia esa nueva etapa de la que tantas novedades esperaba. Su idea se reafirmó cuando sus ojos analizaron cada detalle de ese misterioso desconocido tras la puerta, que no era otro que Dave. No pudo articular palabra. Tenía predilección inmediata por clavar sus ojos en él. Trazos dorados componían su pelo, sucedido por una cara cuyo material parecía sin duda el más suave terciopelo conocido. Los labios hacían que Claire tuviese que respirar profundo y apretar los dientes. Y los ojos, o tal vez la mirada... contaba en su esencia con un extraño poderío, intencionado o no.
Y fue entonces cuando ambos advirtieron el momento de proceder a entablar aquello que fuese lo más parecido a una conversación coherente.

Perdonen, si me salto ahora las partes más interesantes. No quisiera ser responsable de ningún tipo de sobresalto.

Lo cierto es que hubo una determinada conexión, algo que ni Dave ni Claire habían preconsiderado en su cuaderno de "expectativas de nueva vida". El tiempo iba pasando en aquel vecindario que les había reunido. Noches azucaradas y días ligeramente edulcorados.
Ahora los turnos eran combinados respecto a llamar a la puerta del otro. Una vez él, otra vez ella.
En cierto modo, Dave solía frecuentar menos este hábito. Claire, por su parte, iba aumentando las dosis, sin importarle. Hasta que un día se detuvo a pensar. "Tal vez no sea necesario. Tal vez sea un exceso." Sin querer, comenzó a ser conquistada por el ejemplo que le era dado.

Como cuando tienes entre las manos un algodón, y a medida que tiras de ambas partes, el centro va resultando resquebrajado, que no roto. Independizando a las dos. Pero al fin y al cabo, siempre seguirían siendo algodones.

Dave no había modificado demasiadas variables en su conducta. Claire, cada vez dominaba más la habilidad para adaptarse a ello, al mismo tiempo que seguía necesitando mirar por la ventana y comprobar que la puerta de él seguía abierta para ella.
Fue entonces cuando concluyó que... podría no saber a dónde le conduciría todo aquello. Pero lo que sí permanecía firme en su interior, probablemente, era que desafíos como ese, y sólo como ese, eran los que realmente le enganchaban, divertían, retaban.

martes, 23 de febrero de 2010

RLadio.

Hey young girl. You´ve taken my breath away. So what´s your name? You´ve taken my breath away.

sábado, 20 de febrero de 2010

Exactamente igual.

Como un folio cortante entre dos dedos.
Como la luz del sol directamente hacia los ojos.
Como un golpe de martillo en la mano,accidentalmente.
Como el despertador cuando estás teniendo un buen sueño.
Como la luna cuando decide no aparecer una noche.
Como el ruido cuando deseas silencio.
Como la impotencia ante la injusticia.
Como las ganas de romper todo cuanto te rodea,sin que te sea permitido.
Como una lágrima que logra esconderse, sabiendo que no es el momento ni el lugar ni una fuerte y verdadera razón para salir al escenario.

Como... como todo. Cuando algo duele,es porque existe ese algo.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Kasabian.

Sólo apta para escuchar a todo volumen, a no ser que tus altavoces dejen mucho que desear, por decirlo finamente.
Si tengo que elegir entre la canción y el vídeo, dudo.


lunes, 15 de febrero de 2010

Frío de espectáculo.

Rainbow, - así es como la llamaban-, era una de esas jóvenes promesas que finalmente, por un motivo u otro, terminaría viviendo en un mundo onírico irreal, desechando lo material, apostando por las ambigüedades, el misterio y la investigación. Una de sus manías era tratar de descubrir el interior de los que le rodeaban a través de los gestos o del brillo de los ojos. Pura observación. No siempre lo conseguía con precisión, pero le fascinaba crear hipótesis.
En Febrero de 1977, en una fría pero espectacular noche, sintió poder acariciar el cielo. Un cielo efímero y momentáneo, fugaz y casual. Tan sólo a través de una cadena de besos. Aparente simpleza, grandeza en realidad. Y ese perfume. Esa delicia. Le bastaba, a veces, con cerrar los ojos y utilizar únicamente el sentido del olfato para poner en marcha la imaginación. Nada más era necesario. Sus manos sentían, tocaban, otras. La confianza no era especialmente abundante, pero no era algo que a Rainbow le preocupase en demasía. Eliminaba temores e inseguridades de su mente en esa noche. Fría pero espectacular. Unía sus labios con otros. Otros que eran fuente de su ocasional inspiración, causantes de unos esporádicos escalofríos, cuanto menos.
Cuanto más consciente era de lo perjudicial de todo aquello, menos procuraba pensar. O quizás fuese obra de esos besos la ausencia de razonamiento. Nada importaba. Sólo el olor, el tacto, la suavidad y la cercanía. Nunca dos centímetros parecieron tan eternos. Nunca nadie había logrado causar tal vulnerabilidad en ella. Intranquilidad cuando él estaba
fuera de vista.
Y sintió, como solía ocurrirle desde hacía un tiempo, querer congelar el momento, consiguiendo hacer de un segundo un lapso infinito, un obligado estado permanente, una costumbre y una rutina. Un verso, el mejor jamás creado. Sintió tantas cosas en ese instante, con tanta incorrecta intensidad, que no pudo evitar narrarlo. No era capaz de pensar en otra cosa que no fuese esa fría, espectacular noche.

Just "if".



martes, 9 de febrero de 2010

Cómo saber...


Si la prudencia es lo apropiado y no un obstáculo innecesario. Mi mente es el actual equivalente a una fábrica de pensamientos, y mi boca, un silenciador de los mismos, por conveniencia, imagino. Las manos temen escribir sentimientos, los cuales quedan relegados a segundo plano como tratándose de un castigo. Les pido paciencia y espera. Si en alguna ocasión requieren ser conocidos, dejarán entonces de estar contenidos, secuestrados, escondidos. Mientras ese momento trata de llegar, los hallo interactuando con la incertidumbre, Reina absoluta desde la inauguración de la previamente nombrada fábrica. Tantas palabras que susurrar y tanto silencio. Tantas sensaciones que escribir y media hoja aún en blanco. Tan poco fuera, tanto dentro.

sábado, 6 de febrero de 2010

Yann Tiersen.

Creo que es lo más bonito que he escuchado en los últimos 19 años y 9 meses.

jueves, 4 de febrero de 2010

Autoevaluarse.

Si todo se hace solo, sin requerimiento de esfuerzo, no existe conflicto alguno.
Es con la presencia de dificultades cuando me planteo si realmente valgo tanto como pienso. Tanto como piensan. No siempre es positivo causar buena imagen a los demás, porque puede desembocar en que se creen unas expectativas respecto a ti... tal vez demasiado altas. Y tener que ceñirse al rol de persona segura y responsable, de esas que lo tienen todo bajo control, es una presión extra cuando realmente no siempre eres como aparentas.