Justo en un minúsculo momento inesperado, se produjo una explosión en mi interior.
Se trataba de algo muerto que resurgió aquí adentro. Como si unas emociones apagadas y decaídas volviesen a florecer en mi cerebro. Ya olvidadas, muertas por falta de uso. Porque nadie está a la altura de activarlas. Y de repente te veo y se detiene el tiempo. Me haces feliz.
Sin proponértelo, sin nada más que tu sonrisa.
Sin proponértelo, sin nada más que tu sonrisa.
Me das una felicidad única que sólo tú eres capaz de hacerme sentir. Desde siempre.
Y cómo me duele ahora haber despegado siquiera unos segundos la mirada de ti, cuando todo lo que quería era contemplarte en ese momento, ese momento que fue una suerte y un placer. Me inspiras emoción auténtica, y paz, y amor.
Ni siquiera quería perderte de vista. Ojalá se pudiesen rebobinar los días para poder coincidir contigo constantemente. Y darte dos besos de un modo más lento, tratando de captar tu olor. Detener la mirada en cada milímetro de tu cara... Enamorarme un poco más.
Qué lástima perder tantos detalles. Qué rápido pasa el maldito tiempo cuando lo que deseo es que se alargue y vaya lento.
No hay luz que brille más que tú, ni presencia que destaque tanto. No hay una sola persona más especial que tú. Ni ningún abrazo que desee más que el tuyo.
Cómo me gustas.
Y te quiero tanto... :) ♥
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