Encuentro casual. Los ojos siguen igual de azules. Las pestañas, igual de largas.
La conversación, tanto o más interesante aún.
He apreciado su compañía más que cuando éramos aquellos dos niños sin desprecintar. Y es que con el paso del tiempo, sólo se recuerda lo bueno. ¿Acaso había algo malo? Si así era, mi cabeza no lo conserva.
Me siento reconfortada al sentir que personas de las que me alejé, o a las que alejé en mi pasado tienen una vida estupenda y progresan en aquello que les hacía especiales. Que son felices, y que el tiempo no ha conseguido desarraigarles de sus buenas cualidades.
Es bonito.
Te sientes orgulloso de su fuerza, de haber salido adelante y encontrado su lugar.
Hoy estoy feliz porque me he reecontrado con alguien que parece estar muy, muy bien y he podido disfrutar de una conversación magnífica.
Me siento realmente contenta.
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