Mañana de sábado. El sol, frío, translúcido y lejano, trae consigo un nuevo día. Apenas existe brisa y en el jardín se aprecia un silencio único y embriagador. Las plantas dormirán hasta la llegada de la próxima primavera.
Claire entra corriendo en el cuarto mientras exclama en voz baja: ¡Dave, despierta, ya está aquí!
Somnoliento y con desgana, David abre los ojos. De nuevo los cierra, se gira dándole la espalda y tapándose hasta la cabeza.
"¡Vamos! ¡Tienes que verlo, es alucinante!" - insiste.
A Dave nunca le resulta difícil abandonar la cama. De un salto se pone en marcha con envidiable energía. Ella le ayuda a prepararse con rapidez: un par de calcetines gruesos, las botas, un pantalón de algodón... Y lo más importante, una buena bufanda.
Tras prepararle para el acontecimiento, contempla su aspecto y le brinda un beso en los labios.
"Cierra los ojos"- dice Claire mientras conduce a David hasta la puerta.
Cuando han llegado, éste sonríe y exclama: ¡La primera nevada!
Apenas caían los primeros copos antes de acostarse la noche anterior, y el amanecer ofrece ahora una estampa de ensueño.
Dave y Claire se apresuran a salir afuera y tocar, sentir y oler la nieve indicadora del comienzo del blanco y frío invierno sueco. Los cristales tiemblan de terror al contemplar el reflejo de Dave mientras tiene en su poder unos puñados de nieve.
El vecino que habita un poco más abajo, en la ladera, pasa a su lado, y con un esfuerzo sobrehumano consigue esbozar algo muy parecido a un saludo. Él es así, excepto cuando toma un poco de vino francés. Entonces, puede prometer un imperio de saunas y barcas. Es propietario de una empresa que fabrica este tipo de productos con madera de primera calidad. Si cumpliese con sus palabras posteriores al vino, Claire tendría un bonito armario y un tocador para su cuarto. Dave, una barca nueva, pues la anterior parece actualmente inservible.
Entonces, la joven pareja decide acercarse al centro del pueblo para adquirir algunas cosas: planean cocinar algo diferente para cenar, sin descuidar la botella de champán. Siempre celebran así la primera nevada del invierno.
Sin embargo, el paisaje y las condiciones son totalmente nuevas y su habitual medio de transporte no se encuentra disponible:
Por ello, abandonan el patio de atrás y se ven obligados a utilizar el coche:
En el centro del pueblo, los niños juegan con la nieve y algunos adultos quieren sentirse como ellos, participando en las batallas invernales. A Dave le chifla tirar bolas de nieve, casi no se resiste a parar el coche y unirse al juego. La reacción de Claire sería esconderse rápidamente para evitar ser el blanco.
Después de comprar todo lo necesario, ambos están de acuerdo en parar un instante en su particular rincón: Lindström Konditori.
Acomodados en butacas altas, Dave opta por su habitual zumo de naranja y croissant. Café para Claire y un pastel casero del
Konditori. Inconscientemente, después de vivir tres años en el país de Abba, se han adaptado a lo que los suecos conocen como "fika".
Al regresar a casa, echan un vistazo a las últimas ramitas supervivientes al frío. Después, en el cuarto de las herramientas, Dave selecciona sabiamente la mejor leña para prender la lumbre en el salón. Mientras tanto, Claire prepara la cámara de fotos para más tarde y pone el champán a enfriar.
Una hora después, la casa se ha convertido en el lugar más acogedor sobre la faz de la Tierra.
Dave sonríe y respira lentamente.
"Me siento muy bien aquí contigo. Me siento feliz." [...]
El sol ofrece repentinamente una tregua al invierno y les sorprende con unos rayos dorados que iluminan el sendero hacia el lago. ¡Es el momento de tomar la cámara y volver a calzarse las botas!
El carrete revelado en su propia casa tiene como resultado imágenes de ambos en el suelo, resbalándose ante la súbita llegada de la nieve. Se ríen en las fotos, el cabello de ella termina empapado. Las mejillas enrojecidas, los dedos congelados.
Cuando las fotografías están listas, Dave las cuelga en uno de los cordones de lana que decoran la pared del salón. Junto a la madera, le dan un aspecto rústico al hogar.
Ella le abraza.
"Yo también me siento así."
Una vez recuperada la temperatura corporal, Claire selecciona uno de los discos de vinilo y lo hace sonar. Es la hora de la cena. Bailan un instante. Celebran entre champán y melodías que son jóvenes y están juntos un invierno más.
Después de todo... ¿acaso ha dejado de nevar?