En voz alta, hace eco de sus pensamientos. Señala con el dedo y exhala: "Ese rincón de ahí, sí, ese, todavía te pertenece. Un cachito de sábana, ¡es tuyo!"
Acto seguido, posa el vaso, y bostezando, lo transporta hacia la cocina.
Se asoma a la ventana, siente a Dave. Cree oler su perfume en el viento, escuchar su voz en el silencio.
Después, dirige una mirada melancólica al pasillo, con aire de añoranza.
Cabizbaja, cierra la puerta de su dormitorio. Pulsa el interruptor.
Una lágrima empapa su sien; se cuela en su oído.
Una lágrima empapa su sien; se cuela en su oído.
Pocos minutos antes de desconectar su cuerpo, susurra: "Buenas noches, mi vida."
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