lunes, 27 de septiembre de 2010

Aire nuevo.

Apenas 5 grados fuera. El frío trata de ganar la lucha, a sabiendas de que su intento será fallido. Comienzo a caminar sobre este asfalto, viejo conocido, viejo conocedor de mis huellas. Pero esta mañana todo parece distinto, y se escucha al viento intentar hablar. Lo que tiene que decir es percibido por mí automáticamente. Yo tengo predisposición, el viento tiene necesidad de comunicar. Y lo hace. Al doblar la esquina, el sol parece estar más cerca que nunca. No ciega, no abrasa, sólo acompaña. Y se me representa como una señal o una bienvenida a lo que la vida puede deparar repentinamente. Emerge la curiosidad, y la inquietud, y la esperanza.
Todo da claves del futuro que espera. Parece pacífico, será necesario y encantador empeñarse para que lo sea.


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