domingo, 14 de marzo de 2010

Desaprovechando talento.

Recuerdo en un día no muy lejano, aunque sí lejos de aquí, una mujer con la que compartí unos casuales 8 minutos de mi vida. Mirada profunda, cierta timidez, y gestos dulces. No supe su nombre. A su entender, en muchas ocasiones, nos olvidamos de lo que somos en el momento en que empezamos a pensar en lo que los demás puedan percibir. Ella había sido pianista. Una pianista cobarde. Entregaba horas y horas de su tiempo al piano, soñando poder ingresar en una escuela algún día. No dormía hasta calcar las obras de artistas fundamentales en la Historia de la Música. La dificultad de las partituras no era nada para ella. Una auténtica máquina, según me dijo. Por lo visto, todo el mundo la tenía en un pedestal debido a su nivel. Sin embargo, cuando llegó el día de la prueba para formar parte de una de las mejores escuelas de España, los dedos no le respondían. Se limitó a tocar las obras más básicas y simples. Tenía miedo. "¿Miedo a qué?" (No pude evitar preguntarle). Y recuerdo que pensó la respuesta durante unos segundos, mirándome fijamente. Dijo algo así como: "Quienes me conocen, alaban mi habilidad. Pero ante un jurado desconocido, al que quiero por todos los medios causar buena impresión, se me olvida quién soy, y que soy buena en lo que hago." Finalizó su prueba, y el jurado consideró que su nivel no era lo suficientemente alto. Sueño roto. Cuando al año siguiente se armó de valor y quiso volver a intentarlo, no quedaban plazas.

Y ahora es cuando yo pienso la ridiculez que hay en olvidarse de uno mismo, de lo que realmente se es. O más bien ocultarlo a veces, sustituyéndolo por "amagos" de nosotros. A veces tengo la estúpida sensación de estar siendo juzgada, y no me concedo ni un sólo respiro. Si somos buenos en algo, o si nuestra forma de ser funciona, si es aceptada y normalmente gusta, ¿por qué cambiamos repentina y temporalmente en ciertos entornos? No creo que sea algo estrictamente voluntario, y sé que no siempre es fácil ser uno mismo. Pero que de varias facetas... mostremos la más floja, no es algo que esté permitido. No para mí.

Así nunca ingresaremos en la escuela de música.

4 comentarios:

  1. No debes cambiar nunca en ningún contexto. A veces pasa que por preocuparte mucho de la imagen que das,acabas fracasando. Y si te mostrases como eres,igual hubieras tenido éxito. Como la pianista. Estarás de acuerdo conmigo. El título lo dice todo.
    Un beso y cuídate,encantado de pasar por aquí.

    - Héctor

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  2. te doy la razón
    cuesta comportarse como siempre lo haces dependiendo de quien te rodee

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  3. Sin duda ante ciertos "jurados" no podemos evitar falsearnos, sobre todo si no se conocen... No es lo mismo jugar en casa que fuera...

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  4. Completamente de acuerdo contigo. Aunque siempre cuesta ser igual con todo el mundo y poca gente lo hace, se agradece que alguien se muestre tal y como es (con lo bueno y con lo malo)como una persona auténtica.
    No desaproveches tu talento ;)

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