jueves, 3 de diciembre de 2009

Luchar. Verbo ajeno a mí.

Hoy, me he obligado a comprender que cumplir los propósitos no conlleva tanta dificultad. El camino hacia su consecución suele presentarse como un trámite largo y encrespado, pero no se trata nada más que de una distorsión de la auténtica realidad. Tal vez dicha distorsión pueda traducirse en un sinónimo de "excusa" para justificar el no luchar contra viento y marea. Me recuerdo a mí, enfadándome conmigo misma cientos y cientos de veces por el hecho de haber traicionado a mis sueños. Y tengo una triste sensación de que la escena se repetirá una y otra vez, tarde o temprano. No puedo prometer que no ocurrirá de nuevo. No puedo asegurar que vaya a cambiar. Pero, a pesar de que dudo de ello, puedo prometer que, tal vez ni mañana ni pasado, pero llegará ese día en que lo intentaré y lo intentaré y lo intentaré, hasta que mi esperanza resulte desvanecida.
Me siento estúpida afirmando que quiero conseguir algo, que PUEDO conseguir ese algo, y que sin embargo, nunca he hecho nada por lograrlo. Nunca he luchado lo suficiente, nunca he trabajado duro. Lo único que siempre he sabido hacer ha sido quejarme.
Algunos días me digo a mí misma: "¡Deja de lamentarte y haz algo!"

Pero nunca me hago caso...
Sólo espero que esta vez algo cambie dentro de mí... que las metas no se queden en absurdos proyectos nunca llevados a cabo.

5 comentarios:

  1. Me siento muy identificado con el texto y no es buena señal eh?
    Cuánto cuesta ser constante. Pero si ponemos una excusa, quizá los sueños que soñamos no eran realmente eso, sino sólo encaprichamientos pasajeros.
    Un beso!

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  2. Bueno Yai, muchas veces todos nos sentimos asi, unos por sus actos, otros por los actos que no hacen... pero a veces también deberíamos pensar en las cosas buenas que tenemos y en las malas que no nos han pasado ^^

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Sigue luchando, no pares, llegará un día en que ya lo hayas conseguido y ni siquiera te hayas dado cuenta.

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