No se pueden ignorar los instintos. En 24 años ya sabes lo que te mueve por dentro, lo que te hace prender de pasión y lo que no. Lo que te da felicidad, y lo que no. No se puede vivir una vida que otros han escogido por ti. Tienes que decidir tú mismo. Y planear qué quieres y cómo lo vas a conseguir. Progresar, luchar, y lograr. Y cuando hayas llegado a tu meta, tarde o temprano, podrás volver atrás y mostrarles a todos que lo has conseguido, que no era tan disparatado, que ahora, por fin, sí eres feliz. Porque escogiste lo que te hacía sentir vivo, y no la estabilidad, que se supone que es lo correcto. Corríjanme si me equivoco, pero, ¿acaso es lo estable más atractivo que lo arriesgado?
domingo, 22 de marzo de 2015
sábado, 21 de marzo de 2015
Stop being in my dreams.
Ya sé por qué no me enamoro de casi nada de lo que forma parte de la realidad.
Sólo de las noches de verano, cuando el cielo es inmenso, los atardeceres inigualables y las estrellas más brillantes que nunca. También de una buena película, del baile, y de la MÚSICA, sobretodo de la música.
Pero, fuera de eso, no hay gran cosa que suscite interés. Se trata de un (LARGO) período de apatía. Pura y dura.
Entonces los sueños, que tan poderosos son, te traen aquí, te traen a mí, mil millones de siglos después de que te fueras. Y en el propio sueño, saco una conclusión que se queda conmigo durante el resto del día. Y esa conclusión es que me volvería a enamorar de ti un millón de veces más. antes que enamorarme una sola vez de otra cosa, o de otra persona.
Porque una sabe lo que quiere ya.
Y de lo que yo quiero, sólo existe un ejemplar en el mundo.
Mala suerte, little girl.
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