Quizás no hay nada que esté a la altura para describir lo que siento. Suerte, fortuna, disfrute. Tras miles de posibilidades nulas, y esperanza sin mucho alimento que la hiciese crecer, aparece el ejemplar perfecto. No doy, sigo sin dar, crédito. Parece simpleza y muy posible, pero a mí me parece extremadamente difícil encontrar alguien que cumpla cada uno de los requisitos que siempre se desearon. ¿A quién se le debe agradecer todo esto?
A la divinidad. Con un par de cañas me conformo. De nada.
ResponderEliminar¿A esas grúas?
ResponderEliminar¿Mis ojos me engañan o sólo hay tres grúas?
ResponderEliminarSólo tres.
ResponderEliminarY una farola.