Y desde el primer momento, por alguna extraña razón, cuando apenas contábamos con cuatro años, el mundo, el planeta, o el viento, nos hizo coincidir en un reducto concreto. Pasó la mejor época, "nos dimos un tiempo" durante una temporada. Y de nuevo, sea lo que sea aquello que nos maneje, llámese destino, creas o no en él... volvió a atarnos con el mismo lazo.
Y ahora, habiendo vivido, y muerto ambas, en alguna que otra ocasión... he comprendido que a pesar de toda la humanidad que me rodea... en la mayor caída, estuviste. En la recuperación, estuviste. Y ahora, que la vida me ha dado algo maravilloso que nadie sabe si merezco, permaneces aquí. Cómo decírtelo, creo que has sido testigo de todo lo importante que, para bien o para mal, ha condicionado mi forma de ser, ver, analizar, y actuar.
Y que sea así siempre. Que nunca faltes.
No debe desaparecer de mi vida alguien tan necesario.
Tan valioso.