"Per aspera ad astra" - Séneca.
En ocasiones, a pesar de los pequeños momentos de felicidad que pueden aportarnos seres queridos, o cualquier mínimo éxito personal conseguido, o lo que sea que nos hace sentir plenamente tranquilos y contentos, sentimos entrar en una espiral de hechos indeseados. De sucesos que no causan más que malestar. Ansiamos fuertemente despertar en algún momento y que nada de lo que observamos frente a nosotros sea real, que todo haya sido onírico. Pero transcurren los días y, lejos de ver soluciones, la situación concreta parece empeorar.
Es el momento de buscar vías de escape, de hacer un esfuerzo tratando de regresar a la normalidad. No se debe forzar el proceso, sino empezar con pequeños detalles. Los aviones no aterrizan directamente en el suelo, van tomando contacto con la tierra más bien poco a poco, de varias veces. Del mismo modo se recuperan relaciones, en medida de lo posible.
Entiendo los bajones, la incertidumbre de cómo se debe actuar, qué se debe decir, o en qué terminará todo.
Pero, amiga, a pesar de que suelo huir de estandarizaciones y convencionalismos, la expresión hecha de "la vida son dos días", me es útil a la hora de dirigirme a ti. Procura disfrutar de lo bueno e ignorar lo malo, y poco a poco, créeme, todo se volverá positivo. No merece la pena preocuparse por algo por lo que nadie más se preocupa. No elijas sufrir. Limítate a vivir, y el agua volverá a su cauce. Pero salir de ese bucle, de esa espiral, sólo depende de ti y de esa fuerza que sé que tienes.
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