sábado, 6 de noviembre de 2010

La calidad.

En el caso de las películas.

Algunas de ellas pasan sin pena ni gloria. Una película más, una historia que alguien ha creído extremadamente interesante, sin que resulte así para el público.

Algunas otras, ni siquiera llegan a tal punto, se quedan bajo el asfalto, en caso de que no haya posibilidad de llegar más abajo.

Pero... para consuelo y esperanza de quienes todavía creemos en la creatividad y en la imaginación, en la calidad, existen maravillas. Me deslumbra la capacidad que tiene una película de trasladar los valores que en ella aparecen a la propia vida de quien la ve. Cómo se es consciente de las cosas que tienen real importancia. Cómo, a pesar de no sentirse identificado con los personajes, las situaciones, el contexto... puedes comprender tan bien lo que ocurre... Se me escapa a la hora de expresarlo. Te introduces tanto en los hechos que se dan, en las relaciones entre los protagonistas, en sus sensaciones... Suena todo demasiado místico, pero estoy segura de que todos hemos sentido algo así, alguna vez.

Lo que quiero decir con todo esto es que... gracias a una película, la realidad puede dar un vuelco de todos los grados que tu mente desee.

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