martes, 9 de febrero de 2010

Cómo saber...


Si la prudencia es lo apropiado y no un obstáculo innecesario. Mi mente es el actual equivalente a una fábrica de pensamientos, y mi boca, un silenciador de los mismos, por conveniencia, imagino. Las manos temen escribir sentimientos, los cuales quedan relegados a segundo plano como tratándose de un castigo. Les pido paciencia y espera. Si en alguna ocasión requieren ser conocidos, dejarán entonces de estar contenidos, secuestrados, escondidos. Mientras ese momento trata de llegar, los hallo interactuando con la incertidumbre, Reina absoluta desde la inauguración de la previamente nombrada fábrica. Tantas palabras que susurrar y tanto silencio. Tantas sensaciones que escribir y media hoja aún en blanco. Tan poco fuera, tanto dentro.

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