Desde el primer momento en que le vi intentando formar parte del tv show musical británico por excelencia, no he podido permitirme perderle la pista.
Sabes que es bueno cuando no puedes ni pestañear mientras le ves tocar y cantar. Cuando podrías pasarte horas y horas y horas escuchándole. Qué voz más única.
En absoluto me extraña que resultase ganador, era más que de esperar.
lunes, 30 de septiembre de 2013
domingo, 29 de septiembre de 2013
martes, 17 de septiembre de 2013
jueves, 12 de septiembre de 2013
Te vas de mí.
Hace tiempo que te fuiste y aún me dueles. Me dueles hasta tal punto de llorar como una niña pequeña y pasar noches en vela. Porque nunca he asumido que de verdad ya no estés, porque siempre he esperado tu regreso. Sin planes de futuro en una vida en que no estés tú. Sí, es cierto, las decisiones conllevan unas consecuencias. Pero creía que serían distintas, creía que todo era para bien, que era lo necesario, lo beneficioso a largo plazo.
Que el tiempo y la distancia actuarían de pegamento de vuelta. No de separación definitiva. Y cada atardecer que muere es un día más sin verte. ¿Cuándo podrá mi cabeza dejar de pensarte? ¿Mi corazón dejar de sentirte?
Me desgarra la lejanía de tus labios, que fueron míos. No poder tocarte como antes. La certeza de que estás en el camino del olvido sin mirar hacia atrás. Que quizás ya sean otros los ojos en que te reflejas. Me destroza. Que ya no pienses en mí antes de dormirte, ni al despertarte. Ya no soy sino una persona más, que llegó y se fue.
Cuánto te amaba... Con todas mis fuerzas. Me enamoré de ti hasta perder la noción del tiempo. Todo eras tú, y tú, y tú. Y luché cada segundo por lograr darte mi apoyo constante. Por que siempre supieses que daría hasta mi alma por hacerte feliz.
Ahora tan sólo me sirvo del recuerdo. Remedio que, lejos de reconfortarme, me vuelve infeliz.
A veces pienso que es mejor vivir en la ignorancia de los placeres y la felicidad. Al perderlos, la vida no es más que un absurdo paso del tiempo. Todo está vacío. Todo carece de sentido a veces.
Obviamente, eliminar tu recuerdo de mi mente es algo que jamás ocurrirá. Pero dejar de sentir necesidad por ti, es mi trabajo pendiente. Has decidido seguir adelante, quizás he perdido todo interés, o crees que ha llegado por fin el momento de pasar página, que no hay remedio ni solución.
Y yo, porque te quiero, debo dejar que te liberes. Que disfrutes, conozcas, decidas y te alejes, si eso es lo que deseas hoy en día. Sé que antes o después tu corazón volverá a albergar sentimientos por alguien. Probablemente en ese entonces yo seguiré esperando tu regreso, viendo más atardeceres morir.
Ojalá lo nuestro no hubiese sido tan profundo. Para no acordarme a diario, ni preguntarme cómo estarás.
Ojalá no fueras el amor de mi vida perdido en cuestión de segundos.
Necesito desintoxicarme. Y te deseo la máxima suerte a ti.
Tan sólo me queda aprender a vivir sola, respetar tu independencia, no dejar cabida a estos pensamientos dolorosos. Lograr dejar de pensar en ti, de echarte insanamente de menos, de esperarte, de imaginar que volverás y todo será magia una vez más.
Después de fusionarnos, hay huellas tuyas en mi personalidad. Me influiste y aportaste cosas inimaginables. Será bello conservarlas.
Pero la espera ha sido larga y la distancia es cada vez mayor. Y te has ido. Te veré en sueños durante noches, para despertarme y continuar día a día con la lucha entre mi corazón y la cruda realidad: tu cara ya no está aquí cuando despierto.
TE LLEVARÉ CONMIGO PARA SIEMPRE.
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lunes, 2 de septiembre de 2013
domingo, 1 de septiembre de 2013
Quizás.
Subo el volumen para apreciar mejor la voz de Sinead O'Connor. Mi altavoz habla mientras el vecindario comienza a cerrar los ojos, despidiendo el día que ya finaliza.
"... but nothing, I say, nothing can take away these blues".
Las responsabilidades no escogidas me abruman, me coartan la libertad de disfrutar en este momento, aquí, o en el lugar que me apeteciese. No puedo hacer lo que deseo. Debo hacer lo que el deber ha impuesto. Y no quiero, no es el momento.
Entonces ráfagas de pensamientos van y vienen, y me distraen de lo que se supone que debería ser el foco de mi rutina ahora. Estudiar, estudiar, memorizar por memorizar sin entender nada. Estoy harta. No quiero ni imaginar cómo sería si de verdad emplease las horas adecuadas.
Y de qué sirve. Por qué este estrés estúpido e innecesario. Y esta soledad inmensa. Estoy harta.
Preferiría perderme entre sábanas. Encontrar de repente una mano ajena en medio de ellas. Y reír, hacer el amor, comer chocolate, beber, disfrazarme de algo raro y bailar para ti. Imitar a alguien.
Me apetece tumbarme en la mitad de la carretera y levantarme al advertir un coche.
Hacernos un tatuaje a las cinco de la mañana y sentir el escozor al día siguiente.
Y ver cómo ríes en lo alto de una noria mientras el pelo se te levanta para atrás.
Robar una bici en cualquier parte e ir a un parque a beber agua.
Y al borde del amanecer, pensar que la noche ha sido el escenario de nuestras voluntades. De nuestra propia libertad. Que el resto del estúpido planeta va a amanecer sin tener ni idea de que hemos sido reyes durante horas, escapando de las luces de los faros, de los flashes de las cámaras, de los juicios.
Que la vida ha sido un sueño durante un tiempo... eso lo sé.
Y ahora sólo me pregunto por qué esta noche no puedo ser reina.
Por qué hay jerarquías y órdenes superiores en mi vida.
Por qué.
Por qué.
Por qué.
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