Nada - pensé - nada más bello que su cuerpo entre las sábanas. Quizás un atardecer pudiese acercarse, o uno de esos prendedores de colores de Camden Town. Pero nunca igualar. No es consciente del extremo poder de su sonrisa, de mi disposición total a limitarme a ver solamente su cara para siempre, del valor de cada segundo de su compañía. Cada segundo, irrepetible.
Y cómo añoro acariciarle. Y los gestos que me arrancan una risa, y los labios cerrados en las mañanas. Amo el modo en que coloca su brazo bajo la almohada, o cuando aterriza y me abarca respirando sobre mi espalda. Amo sus rarezas y sus momentos de necesidad de soledad. Sus conocimientos, su voz. Su boca. Su pelo.
Me llamarán romántica los no románticos, empalagosa los no empalagosos. Pero deben comprender que en tal estado... me es imposible evitar serlo.
Yai in love :)
ResponderEliminari know this feelin´:)
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