martes, 8 de junio de 2010

Noche.


El último deseo que sus labios osaron susurrar no fue más que una utopía. La esperanza, la ciega creencia en los milagros, su único recurso. "Es hora de comenzar, siento que ha llegado el momento", pensaba. "Esta vez no me rindo, esta vez... la definitiva". Y ocasión tras otra, se trataba de intentos fallidos. Hoy miró hacia el cielo, después, gesticuló de tal modo que incluso advirtió la falta de orgullo propio en su rostro. Cómo los años pasaban, y cómo los asuntos pendientes permanecían. Cerró la ventana dejando entrever el eterno encerramiento que sus secretos precisaban. La fuerza que podía o no tener, era motivo de discordia en su mente, ahora. "¿Acaso es que de verdad soy incapaz, o quizás no lo he intentado cuanto debería?". De cualquier modo, cerró sus ojos, al igual que había hecho con la ventana, una noche más. Deseando que, con la aparición del sol reinante, sus fuerzas y su amor propio cobrasen poder y finalmente, sus deseos, sus más profundos anhelos, floreciesen de la misma forma que lo hacen, en tal día como hoy, las margaritas, venciendo a la muerte temporal que cada invierno supone para las mismas.

5 comentarios:

  1. Bello, muy bello. Esta es la literatura que me gusta a mí.
    Muy bien Yaiza y enhorabuena por escribir tan bien y plasmar en letras los pensamientos tan perfectamente.

    ResponderEliminar
  2. Me ha gustado. Es diferente a lo que sueles escribir, pero conservando tu estilo.

    ResponderEliminar
  3. INCAPAZ NUNCA!....NEREA!

    ResponderEliminar
  4. Las margaritas son mis flores favoritas...crecen casi en cualquier sitio y con muy poco. Aunque luego las pisen =(

    ResponderEliminar
  5. he tenido que cerrar mi anteriro blog(remember me)
    te sigo desde este vale?
    besis yai :)

    ResponderEliminar